¡SANTA BATISEMANA, BATMAN!


Cada cual va por ahí haciendo lo mejor que puede.

Algunas veces, la casualidad ayuda y, entonces, además de hacer lo que podemos, hacemos lo que debemos. Y si realmente somos tipos con suerte, hasta tenemos la gracia de hacer también lo que queremos.

Mayormente, sin embargo, hacemos lo que podemos y es común que ni siquiera asome a ser lo que debemos, o confundimos lo que queremos con lo que podemos y viceversa. Todo eso siempre y cuando sepamos medianamente qué demonios es eso que queremos, eso que debemos o aquello que podemos.

Y por lo general no sabemos ninguna de las tres cosas, qué va.

Al cabo, verdaderamente, nada está bajo nuestro control.

Perogrulladas a éstas alturas, mire. El problema es que por un momento me creí lo contrario.

Hoy me embarga cierta tristeza y no sé con presición de dónde me ha caído. Será que nos equivocamos con más frecuencia de lo que esperábamos, supongo. Y el cachetazo viene cuando nos damos cuenta de los destrozos que fuimos dejando detrás.

Por otra parte, la cosa ya no es como antes. Aunque por momentos me asalta la idea de no tener ya nada que decir, es obvio que (tampoco) es algo que pueda manejar.

Aprovecho esta oportunidad para decirte que no se me escapa que ultimamente no he tenido noticias tuyas, ninguna, a decir verdad. Me lo tengo merecido por no contestarte. Pero tu silencio no me gusta, confieso. Nada de lo que digas me es ni me fue indiferente. El monólogo no es algo que haya estado alguna vez en mis (benditos) planes. Pero, ya viste, cada cual hace lo que cree que puede, lo que cree que debe y lo que cree que quiere. Y así vamos.

deudas son deudas,

he aquí

El Sonámbulo



y no tuve que matar a nadie (aunque nunca se sabe).