La Posibilidad

Lo que uno sabe, de sí mismo, de los otros, lo que uno cree saber, lo que dice saber, lo que exhibe, lo que teme, lo que oculta, lo que calla, lo que ignora, lo que cree ignorar, lo que supone.

De mala educación es responder a una pregunta con otra, es la enseñanza del miedo, el vértigo frente al apremiante encuentro con la ignorancia, la endeble relatividad del conocimiento, la orfandad, el miedo a sentir miedo, es la Posibilidad.

La experiencia no enseña. La experiencia deforma, transforma, emputece, contamina. Cuanto más viejos, más llenos de verdades, más mezquinos, más conformistas y reaccionarios. Los niños responden siempre con preguntas. El poder debería estar en sus manos imberbes, cuando aún todos lo mundos imaginables son posibles, manos críticas, ignorantes, utopistas de primer orden. Empiezan a temer en la medida que van creciendo, preguntando y adquiriendo verdades. Por eso es que los guardianes del orden estarán siempre a salvo. La utopía está condenada a envejecer a la par del utopista, destinada a perder su ingenuidad y su fuego, desvanecerse, morir, ser sepultada, descompuesta y olvidada, o grabada, a lo sumo, en un párrafo de un libro o sobre una lápida, en cementerios que pocos querrán visitar, generación tras generación.