manocruel ©

29.8.05

SUEÑO CON FANTASMAS

I

Camino por un lugar parecido a la Costanera del Río de La Plata, en Buenos Aires. Me sigue en fila india un ruidoso grupo de chicos que me muestran lo que sería el campo de deportes de su escuela: una especie de enramada semicircular que ocupa la vereda y parte de la calle. Pienso en las pobres condiciones en que estudian.
(Estimo que se trata de unos pequeños vecinos que a veces nos visitan. Tienen 2, 4 y 6 años, están mal alimentados y se les nota. Para colmo, su madre acaba de dar a luz trillizos. Mi casa no es la gran cosa, pero comparada con la suya debe parecerles poco menos que un palacio. No hacen más que correr de la PC a la heladera, de la heladera a la TV y de allí a la lata de galletitas.)
El grupo de chicos se convierte en una procesión de parientes más o menos cercanos, tíos, padres, etc.
Entramos en un recinto con pasillos y habitaciones, o podría ser una estación de tren vieja, porque alcanzo a ver las estructuras metálicas típicas de la arquitectura inglesa de principio de siglo pasado.
(En el diario de ayer vi una fotografía de una chica que posaba sobre un puente de metal que cruzaba unas vías y me pregunté si la foto habría sido tomada aquí, en buenos aires.)
Según parece nos estamos yendo, después de pasar allí el día como si fuera un domingo o un feriado. Escucho que alguien dice que mi sobrina Aymée y otra persona se perdieron en los pasillos y hay que encontrarlas antes de salir.
Empiezo a revisar las habitaciones que están cerradas. Estoy buscando a mi tía Mary (hermana de mi padre), pero al abrir la primer puerta, en lugar de su nombre grito el nombre de mi hermana fallecida: ¡Gloria!.
En la habitación en penumbra hay una cama, se descorre una manta y veo asomar el rostro de mi hermana, con el cabello teñido de rubio. Con ojos desorbitados y sonrisa rectangular me dice: ¡acá estoy!.
(Poco después que muriera mi hermana, su hija Aymée fue a vivir con su padre cubano a Miami, en donde reside actualmente. Mantenemos contacto regular vía e-mail. Últimamente nos escribimos poco y eso me da mucha pena.)
Huyo despavorido, cerrando la puerta detrás de mí, gritando: ¡no, por favor, por favor, no!.
Despierto conmocionado, dejo la luz encendida y me vuelvo a dormir después de un buen rato.


II

Un tipo me engaña fácilmente y me roba el auto.
Rompo a llorar desconsolado.

1 Comments:

Blogger Roberto Iza Valdés said...

Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

10:05 p. m.  

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