iba a contarte por qué no salí maricón, pero era una cagada.
abreviando la historia, la cosa es que a pesar de todo resulté de perfil macho malo.

nacido en el seno de una familia con hermanos ded(l)icados al estudio y siempre con excelentes promedios, yo (dije yo, dos veces!) era el que llevaba a casa las malas noticias.
cuatro para abajo y nunca menos de veinticinco faltas.
repetí repetidas veces.
ya adolescente y acostumbrado a ser el peor me hice arisco, pendenciero y mentiroso, alterné mis ratos libres cagándome a palos en cuanta esquina pudiera y viendo películas condicionadas en el cine gran victoria, en la avenida de mayo.
más crecido y junto a otros ejemplares de mi calaña, dilapidé mis flacos ingresos en villares, saunas y casas de masajes.

después me aburrí,
me aburrí,
me aburrí.

me hice universitario.
y después carpintero.
ahora, el 95 % de mis clientes son mujeres.